Explosión de la economía superinteligente

¿Qué pasará si la IA realmente cumple lo que promete?

En los últimos años, las predicciones sobre inteligencia artificial han pasado de ser ciencia ficción a convertirse en una posibilidad concreta. Silicon Valley no habla ya de si la IA cambiará el mundo, sino de cuándo y cómo. Aunque muchas de esas visiones pueden parecer exageradas, vale la pena detenerse un momento y analizarlas: si tan solo se cumplen parcialmente, el impacto sobre la economía global y nuestras vidas será profundo.

Economia IA

Una nueva era de crecimiento acelerado

Durante siglos, la economía mundial creció a un ritmo lento pero constante. Sin embargo, con la Revolución Industrial ese ritmo se multiplicó y trajo consigo avances que transformaron la sociedad. Ahora, la IA podría provocar una aceleración aún mayor, sin los límites biológicos o demográficos que tuvo la humanidad en el pasado. Los grandes modelos de lenguaje, como los de OpenAI y Google DeepMind, ya superan pruebas diseñadas para los mejores talentos humanos. Y lo hacen años antes de lo previsto.

Expertos como Sam Altman o Dario Amodei afirman que muy pronto la IA no solo automatizará tareas, sino que generará conocimientos nuevos, contribuirá a curar enfermedades y, quizás, diseñará su propia mejora. Esta posibilidad —la de una IA que se optimiza a sí misma— es la que podría desencadenar una segunda explosión de crecimiento económico global.

¿Qué pasa con el trabajo y los salarios?

Una IA capaz de hacer tareas cognitivas como un humano, o mejor, cambia las reglas del juego. En muchos sectores, el salario dejará de depender del valor humano y dependerá del coste computacional. ¿Por qué pagar más a una persona que a una IA más eficiente y precisa? La excepción serán las habilidades imposibles de replicar: creatividad genuina, liderazgo, pensamiento ético. Los profesionales que complementen la IA en vez de competir con ella serán los grandes beneficiados. Pero todo indica que los verdaderos ganadores serán los propietarios del capital tecnológico.

En este nuevo escenario, los bienes y servicios generados con ayuda de IA bajarán de precio. Lo escaso y difícil de automatizar será caro: desde educación personalizada hasta servicios de cuidado, pasando por el simple acceso a suelo o energía. Los humanos competirán con máquinas no solo en productividad, sino en recursos básicos.

Una economía desequilibrada y turbulenta

La IA no solo reconfigurará los salarios y el empleo: también cambiará las reglas financieras. Si la promesa de rentabilidad futura es tan elevada, el incentivo por invertir será feroz. Pero la lógica del ahorro se debilitará: ¿para qué ahorrar si tus ingresos van a multiplicarse? Esto podría provocar tipos de interés altísimos y una enorme volatilidad en los mercados. Las empresas tecnológicas se moverán entre el todo o nada: ganarlo todo o desaparecer.

Además, los países que no participen de esta carrera por la tecnointeligencia corren el riesgo de quedarse fuera del mapa económico. Las fugas de capital, los desequilibrios inflacionarios y la necesidad de rediseñar los modelos fiscales y sociales serán retos urgentes para cualquier gobierno.

Trabajos y la IA
Un salto tecnológico… ¿sin sabiduría?

Más allá de los escenarios extremos y de las fantasías sobre superinteligencias, lo cierto es que la humanidad se enfrenta a una transición sin precedentes. Y no basta con talento técnico: hace falta una visión ética, política y humana. El acceso al conocimiento crecerá, pero también lo harán las tensiones sociales si no se garantiza un reparto justo de beneficios.

La historia nos recuerda que las grandes transformaciones siempre traen consigo resistencias. La diferencia es que, esta vez, los cambios pueden ser tan rápidos que ni siquiera tendremos tiempo de reaccionar. Por eso, la pregunta no es solo qué puede hacer la IA, sino qué haremos nosotros con ella.

Fuente: 2025 The Economist Newspaper Limited

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